Los cambios en la licencia de televisión británica



Hoy, 1 de septiembre, se ha hecho efectiva en Reino Unido la nueva ley que obliga a poseer una licencia de televisión para poder acceder a los contenidos bajo demanda del iPlayer, la plataforma online de BBC. Una decisión que intenta arreglar la laguna que hacía que cada vez más gente pudiera acceder a contenidos de la cadena pública sin pagar la cuota obligatoria anual. Una medida que vamos a intentar explicar y exponer no solo por la importancia que tiene en un modelo de referencia como el de la BBC, si no por lo que nos afecta a todos los extranjeros que aprovechábamos esa vacío para acceder a la fuente original del contenido.

La licencia de televisión y su uso:

La licencia de televisión es un impuesto directo utilizado casi en su totalidad para financiar los servicios de televisión, radio y contenido online de BBC. Desde 2010 el precio de esta licencia es de 145.5 libras (49 si aún eres poseedor de televisiones en blanco y negro) y, para simplificar, es la propia BBC la encargada de recolectar ese dinero, así como de controlar cualquier irregularidad [1]. Su titularidad es domicilial, no personal, y es obligatoria para ver o grabar cualquier emisión televisada de cualquier canal, no solo BBC. Esto incluye las emisiones online en directo a las que se puede acceder en las páginas web o aplicaciones de los diferentes canales (el propio iPlayer, All 4 o el Hub de ITV, por ejemplo). 

La laguna legal del iPlayer y la nueva ley:

El mayor uso de Internet y de dispositivos móviles empezó a evidenciar una realidad; que cada vez más gente dejó de pagar la licencia de televisión porque podían acceder a los contenidos bajo demanda en las páginas de las cadenas de forma gratuita y legal. En el caso de la BBC esos contenidos solían estar alojados desde el momento de su emisión hasta un mes más tarde, tiempo de sobra para ponerse al día. Pero por ejemplo, en el caso de la plataforma de Channel 4, esos contenidos permanecen de forma indefinida en una de las videotecas más amplias que existen en la actualidad. 

Esta perdida de licencias, sobre todo entre la población más joven, es el detonante de la nueva situación que se vive a partir de este momento. A partir del 1 de septiembre cualquier persona que quiera acceder a ver el contenido bajo demanda del iPlayer también tendrá que ser poseedor de una licencia de televisión o si no estará cayendo en una ilegalidad. Una nueva ley con la que se calcula ganar 150 millones de libras y que que sólo afecta al iPlayer, no a los demás servicios de vídeo por demanda del resto de las cadenas.

A quién afecta el cambio y cómo lo hace:

Evidentemente esta medida afecta a la población más joven, los mayores usuarios de estas plataformas. A partir de ahora un ciudadano que no posea un televisor pero que acceda a ver contenido de la cadena bajo demanda por otros medios se verá obligado a tener que pagar una licencia (o arriesgarse a pagar las mil libras de multa). En el caso de estudiantes que cumplan ciertos requisitos (que su domicilio oficial sea la casa de sus padres y que accedan al contenido por medio de móviles, portátiles o tabletas) podrán adherirse a la licencia del domicilio de sus padres.

Una vez que desde las instituciones se ha rellenado el hueco legal la pregunta es clara, ¿cómo se va a perseguir a todos aquellos que sigan reticentes de pagar la licencia? [2]. Para que os hagáis una idea en el periodo 2014 - 2015 se cursaron 25 millones y media de licencias y al rededor de doscientas mil personas fueron procesadas o multadas por irregularidades. A día de hoy los métodos de control no están claros y ninguna información es requerida del usuario al entrar al servicio excepto una simple pregunta de confirmación de si se posee una licencia válida, por lo que cabe preguntarse hasta que punto, y de que manera, va a perseguirse esta nueva situación.

¿Y cómo afecta esta situación a los usuarios extranjeros? Diría que de casi ninguna forma, porque todo aquel que ya utilizara servicios de red privada para ver contenidos extranjeros podrá seguir haciéndolo bajo su responsabilidad y el conocimiento de estar aprovechándose de ciertas lagunas legales para ver contenido que no debería estar viendo. En el momento de escribir estas líneas he accedido al iPlayer y la única traba que se me ha puesto es preguntarme si dispongo de una licencia de televisión. En la BBC son muy conscientes de estas prácticas y fuera del territorio británico las leyes de licencia no son aplicables  así que en la práctica podemos decir que nada ha cambiado y que todo aquel que utilizara el servicio desde España podrá hacerlo con la misma normalidad.

[1] Aunque es la BBC la encargada de recolectar ese dinero, no puede hacer uso de él hasta la aprobación del Gobierno. En un infierno administrativo digno de las 12 pruebas de Astérix, la cadena tiene que darle el dinero recaudado al Gobierno, que a su vez debe aprobar los presupuestos de cultura para devolvérselo.

[2] Si bien la BBC es la encargada en última instancia de controlar y perseguir las irregularidades respecto a las licencias es la empresa Capita la subcontratada para llevar un proceso que se basa casi en su totalidad en hacer inspecciones sorpresas en las casas registradas sin licencia.