The Basura´s Files: True Blood, la revolución vampira

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La situación está cada vez más tirante. Desde que los japoneses revolucionaron el Mundo logrando sintetizar sangre humana, los vampiros no han parado de salir de sus ataudes e intentar actuar como si no pasara nada. Los chupasangre no paran de obviar siglos y siglos de asesinatos, y desde sus altas esferas no paran de exigir los mismos derechos para su comunidad que para el resto de mortales (nunca mejor dicho) que habitamos en este bello planeta.Pero la cosa no queda aquí. Martin Vampire King, un conocido activista de la causa vampira, sorprendió ayer a propios y extraños cuando dió el siguiente discurso en la pequeña localidad de Bon Temps, Louisiana:
Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en la que será ante la historia la mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestro país.

Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos vampiros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso anochecer al final de un larga día de cautiverio. Pero, cien años después, el vampiro aún no es libre; cien años después, la vida del vampiro es aún tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el vampiro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el vampiro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra.

Es obvio hoy en día, que Estados Unidos ha incumplido ese pagaré en lo que concierne a sus ciudadanos vampiros. En lugar de honrar esta sagrada obligación, Estados Unidos ha dado a los vampiros un cheque sin fondos; un cheque que ha sido devuelto con el sello de “fondos insuficientes”. Pero nos rehusamos a creer que el Banco de la Justicia haya quebrado. Rehusamos creer que no haya suficientes fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este país. Por eso hemos venido a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de las riquezas de la libertad y de la seguridad de justicia.

Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño “americano”.
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: “Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres y vampiros son creados iguales”.Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos vampiros y los hijos de los antiguos hombres, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.

Sueño que un día, incluso el estado de Mississippi, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.Sueño que mis compatriotas vampiros vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por ela palidez de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.

¡Hoy tengo un sueño! Sueño que un día, el estado de Louisiana cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los vampiros, se convierta en un sitio donde los hombres y mujeres vampiros, puedan unir sus manos con las de los hombres y mujeres humanos y caminar unidos, como hermanos y hermanas.

¡Hoy tengo un sueño!
Por supuesto que tales declaraciones no han caído en saco roto, y por todo el Mundo, los vampiros ya recitan de memoria el discurso de marras y la revolución esta cerca. ¿Pero de verdad la comunidad vampira pretende colmarse de tan buenas intenciones?, ¿o todo esto es parte de un meditado plan para que los vampiros por fín dominen a los humanos?