The Prisoner



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Tu Villa puede ser diferente a la Villa de otras personas, pero todos somos prisioneros.Patrick McGoohan (1928 - 2009)

Después de ver los 6 episodios que componen la mini serie que reinterpreta la clásica producción de ciencia ficción The Prisoner, no tenía muy claro como explicar todo lo asimilado tras su visionado hasta que me topé con las palabras que inician este artículo. Y es que en cuanto argumento o situaciones este remake se aleja del original en muchos aspectos, pero el transfondo y el mensaje es el mismo que hace cuarenta años.

Más que un extricto remakeThe Prisoner es una reimaginación de una idea que parte del mismo concepto que la original pero que luego se desarrolla de forma muy distinta, muy al estilo de Battlestar Galactica, por ejemplo. Es por ello que cualquier intento por compararla con la serie original se convierte en una tarea bastante inútil. Son dos formas distintas de contar una historia en dos momentos y contextos históricos bastante alejados entre sí pero que obtiene unas conclusiones muy similares.

En The Prisoner somos testigos de como Número 6, tras llegar a un misterioso lugar llamado La Villa, trata de volver a su casa mientras se enfrenta a los intentos del líder, Número 2, a debilitar su voluntad y minar su confianza para intentar adaptarle a la vida en La Villa. Como cualquier fan de la serie original se habrá dado cuenta, el punto de partida y transfondo están intactos. El debate liberal, la crítica al totalitarismo o la disyuntiva sobre el bien común frente al bien personal siguen intactos. Como se plantean esas problematicas, que no comentaré en precaución de no caer en spoilers, es en dónde este remake se diferencia de la serie original.

There is no number one. There never has been, and there never will be. The concept of the number two is an act of humility. The title reminds us all That we are all public servants, even number two. No one is number one.
En cuanto a producción, The Prisoner es expectacular. Los decorados, estilismos, efectos especiales y música son de primer nivel. La recreación de esta nueva Villa situada en medio de un desierto y sus alrededores impactan desde el primer momento. Es curioso que lo que más cante sea la decisión de mantener el mismo diseño para las famosas bolas blancas de seguridad, las Rober, que si bien funcionaban a la perfección en la serie original, esta vez desentonan un poco. En cuanto su emisión, se optó por la opción de emitir sus seis episodios en tres días consecutivos, muy al estilo de lo que la BBC opto por hacer unos meses con la terecera temporada de Torchwood y que tan buenos resultados le dió.

Para terminar es justo aplaudir el que a priori era una de las decisiones más críticadas desde un comienzo. Y no es otra que la de prescindir de las múltiples personalidades de Número 2 y optar por un solo interprete, Ian McKellen. El sir inglés realiza una interpretación soberbia siendo capaz de dotar al jefe de La Villa la cantidad de matices necesarios para odiarle, temerle y, al final, llegar a comprenderle.

¿Nota final? Hombre, no la esperen. Que no soy un número, soy una crítica libre.