Conociendo Doctor Who: El Segundo Doctor (I)


Cuando la marcha de William Hartnell de Doctor Who se tornó inevitable (si han seguido esta serie de artículos ya sabrán el porqué, y si no muy mal por parte suya), el veterano actor propuso a Patrick Troughton para sustituirle e Innes Lloyd, productor por entonces de la serie, dio el visto bueno a Troughton, que por entonces ya tenía el honor de haber sido el primer actor en interpretar el papel de Robin Hood en una producción televisiva y que vio como, a los cuarenta y seis años, se le presentaba el papel de su vida.

Y eso que, dada las circunstancias, ni el actor ni la serie las tenían todas consigo. Y es que la continuidad de Doctor Who en la pantalla dependía en gran medida de la aceptación de la audiencia ante el cambio no solo de actor, si no de la personalidad del personaje principal. Además, por si no fuera poco, el argumento ideado por Lloyd y Gerry Davis para que todo encajara (ya saben, el hecho de que el Doctor pueda regenerarse para evitar la muerte es debido a su condición de alienígena), es lo que hoy por hoy llamaríamos una idea sacada de la manga. Afortunadamente la jugada no solo funcionaría si no que que sería la primera de muchas que definirían la serie en su conjunto. y que se resumen en una idea clara, hacer de la necesidad una virtud.

Pero continuemos con el tema de la regeneración. Durante el primer serial protagonizado por Patrick Troughton, The Power of the Daleks [1] (quienes si no), no se hace demasiado hincapié en la naturaleza del proceso, en sus características o en la procedencia, biológica o tecnológica, del mismo. Fuera como fuera los primeros compañeros en ser testigos de una regeneración, especificada en el guión como un viaje de LSD, fueron Polly y Ben, aunque el compañero por excelencia del Segundo Doctor sería Jamie McCrimmon (Frazer Hines) un escocés del siglo XVIII que acompañaría al Segundo Doctor desde su segunda aventura, The Highlanders, hasta el final de este en The War Games, convirtiéndose en el compañero de toda la serie que más tiempo ha permanecido en esta, apareciendo en un total de ciento dieciséis episodios [2].

¿Pero cómo era el Segundo Doctor? Al contrario que el Doctor de Hartnell, serio y arisco en ocasiones, Troughton optó por dotar al Doctor de una personalidad más infantil y un look mucho más desaliñado, ganándose el sobrenombre de vagabundo cósmico (Cosmic Hobo). Pero esa no constituyó la única diferencia en comparación con la etapa anterior de la serie, ya que la estructura de los episodios varió hacia un formato basado mucho más en la aparición del monstruo de la semana como origen de los conflictos de cada serial, dejando así a un lado la faceta más historiadora y educativa de episodios del Primer Doctor como An Unearthly Child, Marco Polo, The Aztecs, The Romans...

Pero esto no queda aquí, claro. ¿Quieren saber más sobre los Cybermen, los Ice Warriors, el Brigadier o conocer el significado de la expresión "hacer un Troughton"? Pues les espero entonces en la próxima edición de Conociendo Doctor Who.

[1] El cual, por cierto, se desarrolla en el planeta Vulcan (Vulcano) el cual todo fan de Star Trek reconocerá en seguida como el hogar del señor Spock. Y aunque el serial en cuestión data de noviembre de 1966 y el primer episodio de Star Trek de septiembre de ese mismo año, en realidad la primera aparición de un planeta llamado Vulcan en la ficción se dio dos años antes en la novela The Daleks Book, primer libro basado en el universo de Doctor Who escrito por el padre de las criaturas, Terry Nation y el guionista David Whitaker. ¿Copia, homenaje o casualidad?

[2] Episodios, que no seriales. De todas formas, haciendo una conversión a grosso modo, equivaldrían a más de cincuenta episodios modernos de cuarenta y cinco minutos de duración, lo que sigue siendo una barbaridad.