Doctor Who: The Sarah Jane Adventures

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Doctor Who es una máquina de hacer dinero para la BBC. DVDs, revistas, muñecos, libros, bandas sonoras, audio aventuras, programas de radio... y spin-offs. Dos para ser exactos: Torchwood, protagonizado por el capitán Jack Harness y con una estética más adulta y provocadora que su serie madre y The Sarah Jane Adventures, con la companion por excelencia del Doctor, Sarah Jane, y un tono mucho más infantil claramente orientado para los más jóvenes de la casa.

Con una estructura fija (cada trama ocupa dos episodios de 25 minutos cada uno), las dos temporadas y cuatro episodios anteriores a esta semana son bastante prescindibles a no ser que tengas menos de 15 años o seas muy fan del personaje. Pero como antesala al siguiente especial de Doctor Who que se estrenará el 15 de Noviembre, The Water of Mars, Russell T. Davies nos ha regalado media hora más de David Tennant como el décimo Doctor. ¿La excusa? La boda de Sarah Jane. Boda que no es tal, claro, puesto que es todo un engaño de The Trickster, un ser que existe más allá del Universo y cuyo fin es causar el caos. Su plan, hacer olvidar a Sarah Jane su vida pasada para que esta dejara de proteger a la Tierra de las invasiones extraterrestres. Y esto, el bueno del Doctor, no lo puede permitir.

El resto, muy al estilo de la serie en sí y del personaje de Tennant. Todo muy lineal, de solución rápida pero con la carisma del Doctor de por medio. Y para muestra, un botón:

Rani: Wait a minute. You must be…it’s you, isn’t it?
The Doctor: That’s me.
Rani: The Doctor!
Luke: That’s him.
Clyde: I hope you’re as good as Sarah Jane says you are.
The Doctor: Well, you know journalists, always exaggerating. But yeah…I’m pretty amazing on a good day.
Pero por primera vez, algo no acaba bien en las aventuras de Sarah Jane. Porque, y lo siguiente es un gran spoiler para cualquiera que no haya visto el final de la cuarta temporada de Doctor Who, en su despedida el Doctor solo le pide una cosa a su amiga Sarah, que no le olvide. Sarah, ingenua, le responde que nadie podría olvidarle nunca y se marcha. Pero nosotros podemos ver la cara llena de pena del Doctor, y no hace falta que nadie diga nada porque sabemos en quién está pensando. En Donna Noble.