The Sarah Silverman Program
El debate sobre si el humor tiene límites, si hay que imponer barreras o si, directamente, existen temas tabú y sagrados que están vetados a cualquier tipo de mofa está más o menos latente en la opinión pública y lamentablemente suele estar supeditado a la aparente gracia, o falta de esta, del chiste en cuestión y muy pocas veces a lo que de verdad importa, que es la decisión personal de construirse una moral propia y no la de la sociedad en imponerla. ¿Y esto a qué viene? A que a la hora de adentrarse a analizar y recomendar el humor que Sarah Silverman desarrolla hay que tener muy en cuenta que esta judía de Bedford no da ninguna concesión a lo políticamente correcto. Su humor no esta supeditado a ninguna clase de moral.
Directa y escatológica, el tacto y la prudencia no tienen cabida, la serie carga contra los grandes estereotipos de la moral (religión, raza, enfermedad, muerte, sexualidad) para ridiculizar las reacciones humanas ante la ruptura de lo establecido. Porque lo que en primera instancia puede parecer un todo vale por el hecho de buscar la carcajada fácil y primaria se torna en un intento de Silverman de expandir su forma de entender las cosas. ¿Por qué escandalizarse ante el aborto infantil, el holocausto o la muerte? ¡Nada en esta vida es para tanto!
The Sarah Silverman Program consta de treinta y dos episodios y Comedy Cental la canceló al termino de su tercera temporada. Pequeñas píldoras de risa sin complejos que durante veinte minutos te alejan de una realidad en la que coger todo con papel de fumar, indignarse y sacarlo de contexto está cada vez más al día.