Better off Ted


En materia de sitcoms, la temporada televisiva pasada tuvo dos reinas de facto. En las veteranas, The Big Bang Theory superó a su "hermana mayor", la tan en boca actualmente por temas extra televisivos Two and a Half Men, donde de verdad importa, en los ratings de audiencia entre la población comprendida entre los dieciocho y cuarenta y nueva años. Por otra parte, de entre todos los estrenos, la sitcom que aúno mayor repercusión mediática, audiencia y apoyo de la crítica fue Modern Family, la Matrimonio con Hijos del siglo XXI (y no solo porque compartan actor protagonista, Ed O'Neill). Pero como habrán sospechado al leer el título de el artículo que nos ocupa, no estoy aquí para hablarles de The Big Bang Theory o Modern Family, si no de Better off Ted, comedia que debutó en esa temporada pasada y que ha sido cancelada en la que nos ocupa.

Better off Ted es una satírica comedia de oficina ambientada en el departamento de investigación y desarrollo de una malignamente ficticia multinacional, Veridian Dynamics, y centrada en el jefe del departamento, Ted Crisp (Jay Harrignton). A través de sus experiencias -la serie rompe constantemente la cuarta pared mediante los parlamentos de Ted al espectador-, conocemos las desavenencias de su peculiar equipo de científicos, su nueva subordinada e interés amoroso (ya saben que siempre tiene que haber un conflicto amoroso), la hija que tiene que encargarse de criar en solitario y su inclasificable supervisora, interpretada por una Portia de Rossi (señora de DeGeneres) en estado de gracia, en uno de esos papeles que parecen hechos a la medida de una actriz y que es la primera de las bondades con las que cuenta la serie.

La segunda de las bondades reside en su dinamismo. Durante los veinte minutos de duración de cada episodio se intercalan chistes y diálogos a ritmo vertiginoso a la par de situaciones de lo más variopintas gracias a la premisa de la situación, un equipo encargado de diseñar los más extraños (y letales) aparatos que la ciencia pueda construir. Y si a eso le sumamos una tercera bondad, una mala hostia muy bien conducida hacia el modelo de empresa de las grandes corporaciones tenemos como resultado una de las mejores propuestas de comedia de los últimos años que, sin embargo, ha acabado cancelándose después de su segunda tanda de episodios.

Cancelación que, en palabras de su creador, Victor Fresco, vino dada por dos factores. El poco apoyo publicitario inicial que la cadena ofreció a la serie y los cambios de emisión que sufrió. Tal es así que los dos últimos episodios nunca fueron emitidos hasta que estuvieron disponibles en Netflix, ese buen invento que lo hace todo más fácil y que parece que en España estamos resignados a no tener en un futuro cercano. Pero como esto de las cancelaciones es algo que ya no nos tiene que coger por sorpresa, y no significan nada a la hora de determinar la calidad de una serie, desde este humilde blog, a sabiendas de que eso no sirve para pagar las facturas, le damos las gracias señor Fresco.