Men of a Certain Age
El personaje de "hombre de clase media-alta entrando en la crisis de los 50" puede parecer (y es) un cliché cuando aparece en el 83% de las series de televisión (y películas) que vemos. Yo creo que ésta es la principal razón por la que la gran mayoría de la gente no se acerca a Men of a Certain Age (hombres de cierta edad), creen que una serie centrada en hombres con crisis de identidad será aburrida y nada que no hayan visto antes. Error. La serie creada por Mike Royce y Ray Romano explora el supuesto cliché desde tres puntos de vista totalmente distintos con una sensibilidad y un buen gusto únicos en la televisión, pasando de la comedia al drama familiar ligero sin que te des cuenta y desarrollando un trío protagonista (y un puñado de secundarios) entrañables.
En esta segunda temporada (inteligentemente dividida en dos partes para aprovechar mejor las justas audiencias) no se aprecian demasiados con respecto a la primera, principalmente porque no había nada malo que cambiar. La serie fue sólida desde el principio, con un estilo cálido y amable y con una realización que el propio Mike Royce reconoce que está fuertemente influenciada por Friday Night Lights (desde las formas de grabación hasta la banda sonora), aunque sin llegar al estilo casi documental de la serie de Dillon. Cabe destacar ese grandísimo momento que fue el partido de softball, una delicia. Donde si se aprecian ligeros cambios, y para mejor, es en los guiones. Con unos personajes ya establecidos, se aprecia notablemente que los episodios son más redondos y el balance entre las distintas tramas es mucho más fino. Sorprende la capacidad que tienen los guionistas para conseguir que los tres protagonistas nunca sean felices o miserables a la vez, siempre hay problemas pero nunca se amontonan, y eso hace que la temporada transcurra de forma dinámica, orgánica y para quien escribe, pase a la velocidad de la luz. El final de temporada fue sencillamente brillante: sin alcanzar picos de felicidad, posiciona a los tres amigos en una nueva "casilla cero" de su vida personal/profesional. Joe logra superar sus miedos y con un poco de ¿suerte? (en realidad se lo merece por ser un buen tipo) consigue cumplir su sueño; Terry decide retomar su vocación, esta vez desde una perspectiva menos idealista; y Owen se hace cargo totalmente del negocio familiar, para lo bueno y para lo malo. Las tres tramas se turnaron a las mil maravillas durante la temporada y desembocaron en nuevos caminos realistas, actuales, coherentes con los personajes y muy interesantes de cara a la próxima temporada (ya confirmada por parte de TNT por suerte).
Tampoco quiero dejar de hablar de los tres actores principales y del aspecto más cómico de la serie. Uno de los principales problemas que yo veo en muchas series es la capacidad de mostrar relaciones de amistad profunda de forma realista y creíble. Men of a Certain Age no tiene problemas con ésto, hasta se podría decir que es su fuerte. La química entre Ray Romano, Scott Bakula y Andre Braugher es excepcional y la clásica escena de los tres almorzando en el bar de siempre suele ser de lo mejor de cada episodio. Olvídate del Raymond que todos amaban, éste es el mejor personaje de la carrera de Romano: una versión de si mismo con menos autoestima, mucha neurosis y una gracia natural que lo convierte en un personaje adorable. De Scott Bakula te crees que es un actor de Hollywood venido a menos con solo mirarlo, es capaz de transmitir solo con una mirada sensaciones tan distintas como su miedo al compromiso o su gran carisma como vendedor de coches. Andre Braugher te gana desde la sobriedad, clava las distintas capas del cabeza de familia: buen marido y padre cariñoso, jefe razonable del negocio familiar e hijo único de un padre de fuerte carácter. Nunca un "daddy" saliendo de la boca de un hombre de 50 años fue tan creíble. Los personajes secundarios no se quedan atrás de los fantásticos protagonistas, y complementan cada trama aportando puntos de vista y problemas típicos de sus respectivas edades y posiciones familiares.
En conclusión, Men of a Certain Age es la serie de corte familiar que deberías estar viendo. Sinceramente no hay otra serie tan humana, tan cálida, tan graciosa, tan realista y que te provoque sensaciones tan bonitas como ésta. TNT tiene en sus manos (y está sabiendo cuidar) una pequeña joya de la televisión actual y era mi deber recomendársela a todos ustedes.
En esta segunda temporada (inteligentemente dividida en dos partes para aprovechar mejor las justas audiencias) no se aprecian demasiados con respecto a la primera, principalmente porque no había nada malo que cambiar. La serie fue sólida desde el principio, con un estilo cálido y amable y con una realización que el propio Mike Royce reconoce que está fuertemente influenciada por Friday Night Lights (desde las formas de grabación hasta la banda sonora), aunque sin llegar al estilo casi documental de la serie de Dillon. Cabe destacar ese grandísimo momento que fue el partido de softball, una delicia. Donde si se aprecian ligeros cambios, y para mejor, es en los guiones. Con unos personajes ya establecidos, se aprecia notablemente que los episodios son más redondos y el balance entre las distintas tramas es mucho más fino. Sorprende la capacidad que tienen los guionistas para conseguir que los tres protagonistas nunca sean felices o miserables a la vez, siempre hay problemas pero nunca se amontonan, y eso hace que la temporada transcurra de forma dinámica, orgánica y para quien escribe, pase a la velocidad de la luz. El final de temporada fue sencillamente brillante: sin alcanzar picos de felicidad, posiciona a los tres amigos en una nueva "casilla cero" de su vida personal/profesional. Joe logra superar sus miedos y con un poco de ¿suerte? (en realidad se lo merece por ser un buen tipo) consigue cumplir su sueño; Terry decide retomar su vocación, esta vez desde una perspectiva menos idealista; y Owen se hace cargo totalmente del negocio familiar, para lo bueno y para lo malo. Las tres tramas se turnaron a las mil maravillas durante la temporada y desembocaron en nuevos caminos realistas, actuales, coherentes con los personajes y muy interesantes de cara a la próxima temporada (ya confirmada por parte de TNT por suerte).
Tampoco quiero dejar de hablar de los tres actores principales y del aspecto más cómico de la serie. Uno de los principales problemas que yo veo en muchas series es la capacidad de mostrar relaciones de amistad profunda de forma realista y creíble. Men of a Certain Age no tiene problemas con ésto, hasta se podría decir que es su fuerte. La química entre Ray Romano, Scott Bakula y Andre Braugher es excepcional y la clásica escena de los tres almorzando en el bar de siempre suele ser de lo mejor de cada episodio. Olvídate del Raymond que todos amaban, éste es el mejor personaje de la carrera de Romano: una versión de si mismo con menos autoestima, mucha neurosis y una gracia natural que lo convierte en un personaje adorable. De Scott Bakula te crees que es un actor de Hollywood venido a menos con solo mirarlo, es capaz de transmitir solo con una mirada sensaciones tan distintas como su miedo al compromiso o su gran carisma como vendedor de coches. Andre Braugher te gana desde la sobriedad, clava las distintas capas del cabeza de familia: buen marido y padre cariñoso, jefe razonable del negocio familiar e hijo único de un padre de fuerte carácter. Nunca un "daddy" saliendo de la boca de un hombre de 50 años fue tan creíble. Los personajes secundarios no se quedan atrás de los fantásticos protagonistas, y complementan cada trama aportando puntos de vista y problemas típicos de sus respectivas edades y posiciones familiares.
En conclusión, Men of a Certain Age es la serie de corte familiar que deberías estar viendo. Sinceramente no hay otra serie tan humana, tan cálida, tan graciosa, tan realista y que te provoque sensaciones tan bonitas como ésta. TNT tiene en sus manos (y está sabiendo cuidar) una pequeña joya de la televisión actual y era mi deber recomendársela a todos ustedes.