Volviendo a ver: Buffy the Vampire Slayer (II)
Se acerca el final del verano de Sunnydale y la Cazadora de vampiros aún no ha vuelto de sus vacaciones. En este contexto, en la primera escena de esta temporada [1] vemos como la no influencia de Buffy entre los que la rodean hace que Xander y Willow estén más unidos que nunca dejando entrever que, sin la aparición de la heroína en sus vidas, las cosas entre ellos podrían haber sido muy diferentes. En una sola escena introductoria ya se nos pone en aviso de que la nueva intención de la serie es ahondar en las relaciones entre el resto de personajes y la influencia que Buffy, directa e indirectamente, ejerce sobre ellos. Pero eso no quita que, por otra parte, BTVS siga con su labor de exploración del comportamiento adolescente y las analogías de este con los elementos definitorios del genero del terror y que, posiblement,e lo haga con mayor acierto, puesto que el trabajo anterior y la experiencia de los guionistas de la serie consigue que todas esas metáforas y literalidad a la hora de aplicarlas sean introducidas cada vez más con mayor naturalidad y menos brusquedad.
Así pues, a lo que eso se refiere, la serie continúa con su labor de desmitificación de los tópicos del genero teen. El breve desorden de personalidad de Buffy tras la experiencia traumática de morir durante unos segundos en su lucha contra El Maestro (2.1), estudiantes de intercambio que resultan ser atractivas momias (2.4), universitarios que cortejan adolescentes... para ofrecerlas en sacrificio (2.5) o las reservas ante la sustitución de la figura paterna que resultan ser ciertas cuando descubres que un robot asesino está intentando seducir a tu madre (2.11) son solo unos de los muchos ejemplos con los que BTVS continúa con esta labor de relatar las fases de la adolescencia y la maduración de la persona, seña de identidad de la serie, que posiblemente alcanza su plenitud en esta temporada en dos episodios concretos. El primero Halloween (2.6), que no solo retrata la posibilidad de que los anhelos personales se conviertan en realidad, aunque sea por culpa de un hechizo, si no que se trata de la primera incursión al pasado rebelde de Giles como joven oscurantista y la aparición del personaje de Ethan, capital para entender la personalidad del vigilante y el porque de muchos de sus actos. Y el segundo, Bewitched, Bothered and Bewildered (2.16) que trae de vuelta a Amy y comienza la tradición de explorar el mundo de la magia y sus consecuencias con este especial de San Valentín en los que el deseo de ser querido y popular llevará a Xander a ser perseguido por todas y cada una de las mujeres de Sunnydale, estén vivas o muertas.
Y antes de pasar a comentar el gran arco principal de la temporada, hay que hacer hincapié en el interés que la serie comienza a tener en perfilar y evolucionar a los personajes que no son Buffy. Y es que es a partir de esta segunda temporada cuando se puede empezar a decir que la coralidad de BTVS empieza a ser una realidad. A la vez que la inseguridad de Xander ante la vida y las mujeres va desapareciendo gracias a su relación con Cordelia - y los eventos ocurridos en el episodio de Haloween, que consiguen que Xander posea conocimientos amplios de formación militar, lo que le convierte en un experto luchador cuerpo a cuerpo -, Willow comienza a dejar atrás su cascarón para, poco a poco, ir asumiendo un rol mucho más importante dentro del liderazgo del grupo, gracias también a la confianza que le ofrece comenzar a salir con Oz, el hombre lobo por accidente, y sus primeros escarceos con el mundo de la magia. Por otra parte, no solo empezamos a conocer el oscuro pasado de Giles como Reaper, si no que su posición como mentor del grupo se afianza a la vez que lo hace su relación con Jenny Calendar.
Como se habrán dado cuenta, las relaciones amorosas de los personajes son capitales para la evolución de estos, y eso no cambia en comparación con la pareja principal, Buffy y Angel. En la que puede ser la mayor y principal metáfora de esta temporada, la casi ilegal relación sexual entre Angel y Buffy, un acto de amor absoluto pero inmoral según muchos estándares [2], es la responsable de remover de nuevo el alma del vampiro maldito. Así pues, el precio a pagar por esos minutos de felicidad plena es, por una parte, el fin de la relación entre ambos y el comienzo de un reinado de terror por parte de Angel/Angelius que no podrá disfrutar de momento de redención ninguno. Solo su muerte, y la aceptación del sacrificio que Buffy tiene que hacer, podrá evitar que la Tierra sea engullida por la dimensión demoníaca. Posiblemente sean estos episodios en los que se trata a profundidad primero la relación platónica de Buffy y Angel y después la rivalidad que, desgraciadamente, va a llevar a que ambos luchen para matar al otro, en los que seamos testigos de las cotas más altas de calidad de la temporada.
Y entre medias de todo se encuentra la llegada de una nueva Cazadora y dos vampiros a la ciudad, Spike y Drusilla. Ambos antiguos pupilos y compañeros de matanza de Angel [3], su llegada ejemplifica una vez más lo que ya hemos comentado con anterioridad. La ruptura de lo clásico a favor de lo moderno. La amenaza vampira anterior, representada por la tradición, ritualidad y jerarquía desaparece a favor de este par de excéntricos monstruos que además de servir en muchas ocasiones para desarrollar el humor más tenebroso de la serie, siempre están movidos por una relación de vicioso, dependiente y estrafalario amor, en oposición al resto de relaciones de la serie. Y aunque en un principio iban a tener una importancia mucho menor, episodio a episodio acabaron ganando el cariño y reconocimiento de la audiencia convirtiéndose, sobre todo Spike, en piezas fundamentales y recurrentes dentro del Buffyverso. Por su parte la aparición de Kendra como susituta de Buffy - al estar muerta durante unos segundos mientras luchaba con El Maestro -, funciona como contraste. Kendra, como Cazadora, es eficiente, centrada, trabajadora y sin vínculos familiares o amistosos que la debiliten pero con una obediencia ciega a la autoridad, que es la principal razón por la que cae fácilmente ante los poderes hipnotizadores de Drusilla, lo que le lleva a la muerte.
En definitiva, esta segunda temporada se atreve a adentrarse dentro de la mayoría de los temas que la primera temporada no pudo meterse. Las relaciones entre los personajes se definen completamente aunque, como veremos el próximo día, no pararán de evolucionar. Como último apunte, y pie para el comienzo de la tercera temporada, es necesario hablar de la revelación de Buffy como La Cazadora a los ojos de su madre y lo que significa para ella como heroína. En un acto de incomprensión maternal total, al igual que unos padres podrían actuar ante la salida del armario de su hijo, Joyce Summers es incapaz de asumir la identidad de su hija, identificándolo más como un problema que como una cualidad inherente a su personalidad, lo que unido al sacrificio al que Buffy se somete al matar a Angel hace que ésta huya de casa y de sus responsabilidades como la elegida, dando la espalda a su destino. Pero eso, me temo, es ya cosa de la tercera temporada. Hasta la semana que viene.
[1] Situada en un cementerio, tradición que se mantendrá durante todos los comienzos de temporada de la serie.
[2] No se olviden que Buffy, además de ser menor de edad, tiene relaciones sexuales con un hombre que es mayor que ella. Doscientos años mayor para ser exactos.
[3] Drusilla es convertida y llevada a la locura por Angel, mientras que ella será la responsable de convertir a Spike en vampiro.