The Thick of Veep
Cuando se anunció que Armando Iannucci estaba preparando una comedia política para HBO indudablemente todas las sospechas indicaban la posibilidad de que exportara el formato de uno de sus más laureados trabajos, The Thick of It [1], hacia tierras y gustos americanos. Con el estreno de Veep tales sospechas se han confirmado ya que la nueva serie protagonizada por Julia Dey Dreifuss es, en efecto, un remake enmascarado de la serie inglesa que este año estrenará su cuarta temporada [2].
Es por ello que en el fondo esta Veep no se diferencia mucho en intenciones y estructura a su hermanastra británica. Como ya decíamos al hablar de The Thick of It, Veep satiriza la clase política y la muestra tal como el observador neutral la supone, llena de víboras, trepas, lameculos y desinteresados que están más preocupados en deshacerse de sus problemas que en solucionar los de los votantes. Una política ficticia de pasillo que se antoja muy real y se aleja del entusiasmo y utopismo político de su referente más claro, The West Wing. Y es que las dos series de Iannucci son la respuesta airada a la ficción de Sorkin. Donde en una había buenos e inteligentes personajes, casi sin fisuras morales y entregados siempre a la más buenas de las causas en la otra hay seres imperfectos, egoístas y manipuladores. En definitiva, si The West Wing ofrecía una visión de la política deseable podríamos decir que The Thick of It/Veep muestran una visión de la política esperable.
Así pues, particularmente, Veep se centra en el día día de la oficina de la vicepresidenta de los Estados Unidos (Julia Dey Dreifuss), una política de la que desconocemos su afiliación [3] a las ordenes de un presidente invisible. Porque Iannucci no está tan interesado en apuntar hacia las ideologías partidistas si no hacia las miserias de las personas que pueblan los despachos, cosa rara de ver a la hora de la sátira política que muchas veces acaba cayendo en la ridiculización o exaltación de unos u otros valores partidistas. Pero si Veep hace alguna agua es siempre en la inevitable, aunque innecesaria, comparación con el anterior trabajo de su creador. Y es que por mucha HBO que se trate, la retranca inglesa no es accesible para el espectador americano y eso se nota en el tono de la serie, más centrado en incomodar buscando la vergüenza ajena que en hacerlo de forma frontal y sin reparos. Y es que como su propio creador comentaba al respecto, es imposible que a un personaje como Malcolm Tucker le dejaran rondar por los pasillos de la Casa Blanca.
Y eso, eso sí que es una pena.
[1] Porque Iannucci, además, es uno de los responsables, junto a Steven Coogan, de otra dupla de oro de la comedia británica, Knowing Me, Knowing You with Alan Partridge y su spinoff I'm Alan Partridge.
[2] Para los impacientes o, peor aún, despistados que no sepan nada de The Thick of It, esta lista de reporducción de YouTube con la serie al completo.
[3] Si bien en ningún momento se especifica, si se puede suponer que se trata de una administración demócrata por el hecho de que pongan tanto empeño en mantener un plan para políticas medioambientales.